lunes, julio 25, 2005

Cómo empastarse un diente ?



Por: Enrique C. Carrillo.
Repararse la boca en Cuba depende de tres factores subjetivos. La palabra subjetivo es muy utilizada por los funcionarios y administrativos de la revolución, porque ha sido aprendida del "papá" de todos los cubanos.
Entre los factores tenemos el color del billete que puede ser desde verde hasta el rojo. Lo importante es que valga en las tiendas de cambio. El lugar de residencia de la persona no es importante, no importa que sea cubano residente en el exterior, lo importante es que traiga la misma presentación subjetiva.

Por otro lado, nosotros los de a pie, para recibir servicio estomatológico en una de estas clínicas, si no tenemos un carnero o un primo por algún rincón del planeta que nos mande un pesito, tenemos que hacer grandes colas desde la madrugada para ver si damos en el blanco ese día.

Raisa se levantó a las dos de la madrugada el viernes pasado para intentar obtener un turno y atenderse un diente enfermo. Después de permanecer allí seis horas de insomnio, a la hora de abrir la clínica del municipio, la trabajadora que atiende información roncó que ese día no había trabajo porque los equipos no se habían esterilizado el día anterior por falta de fluido eléctrico.

Acto seguido entró el director para anunciar que sólo se atenderían los casos de urgencia.
Raisa hizo la cola entusiasmada, pero el director convocó a una reunión con todos los trabajadores para explicar las estrategias de trabajo en la etapa de apagones. No era importante unas horitas más de espera, lo importante era resolver el problema del diente.
Al término de la reunión y la desesperación de los pacientes comenzó el dime qué te diré.
"Pase señor, pase", dijo una especialista a tres cubanos emigrados que venían a arreglarse la boca a Cuba porque aquí les sale más barato.
Pasaron también cuatro cubanitos con billetes. En total, siete pacientes que violentaban la cola. ¡Agraciado el número 7! Fue entonces que salió risueña la recepcionista para anunciar que lo sentían, porque el agua se había ido, por lo que deberían regresar el lunes siguiente.
Raisa vivió la experiencia y también la escena de una señora que encolerizada gritó a todo pulmón: "¡Ya se llenaron los bolsillos y nosotros a llorar al parque!"
Placetas, Cuba. 25 de julio de 2005

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