jueves, enero 19, 2012

Metamorfosis de un médico en comisario político.

 Por: Carlos Ríos Otero.*
LA HABANA, Cuba, enero del 2012 –Hace apenas cinco días, el pasado 12 de enero se cumplieron dos años de la tragedia en que fallecieron 26 pacientes del Hospital Nacional Psiquiátrico de Mazorra, en La Habana, los cuales eran bañados con chorros de agua fría, en medio de una ola invernal, además de ser sometidos a permanente subalimentación.
El mundo conoció el crimen a través de la prensa independiente. De otro modo jamás hubiese trascendido. Se supo, incluso, que antes de este escandaloso hecho, otros dementes habían fallecido por iguales o parecidos motivos, aunque se reportaban supuestas neumonías.
La cartera de Salud Pública la llevaba por entonces el Dr. José Ramón Balaguer Cabrera, galeno de profesión y comisario político de oficio. Balaguer fue sustituido a finales del verano de 2010. Pero continuó siendo miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista. Y hoy es su Secretario Ideológico y de Relaciones Internacionales.
Una ola de frío se inició a principios de diciembre de 2009. Se reportaban muertes por supuesta neumonía en varios asilos de ancianos de la capital. Los mendigos, fallecidos en plena vía pública, fueron llevados al Hospital Salvador Allende (antigua Covadonga), donde certificaron que la neumonía era la causa de su muerte.
Si Balaguer hubiese leído los informes, tal vez habría evitado aquel crimen inescrupuloso. Fuentes fidedignas del MINSAP afirman que sólo en la capital se cuantificaron 83 muertos por neumonía.
En ese mismo invierno, la Oficina de Información del Consejo de Estado organizó varios programas televisivos de la Mesa Redonda, dedicados a las 5 muertes de vagabundos en Estados Unidos, y 8 en México. Y catalogó a los gobiernos de esos países -con más de 307 y más de 113 millones de habitantes, respectivamente- de “irresponsables y demagogos”. En tanto, Randy Alonso, conductor del programa, ocultaba alevosamente las muchas decenas de muertos en nuestra isla que tiene sólo 11 millones de habitantes.
Los ministros del gobierno cubano parecen dedicarse, sobre todo, a dar respuestas a las demandas de los gobiernos populistas de la izquierda latinoamericana. Pero los problemas nacionales no cuentan para ellos.
Este caso relacionado con el Ministerio de Salud Pública no es el único que ilustra mi parecer. Sin ir más lejos, todavía está fresca en la memoria la destitución del Ministro de Educación, Luís Ignacio Gómez, quien, según el propio Fidel Castro, vivía más en el exterior que en Cuba.
José Ramón Balaguer, junto al actual embajador de Cuba en Caracas, coordinaba contratos para exprimir los servicios médicos cubanos, desviándolos hacia Venezuela para reforzar la popularidad de Chávez, mientras hacía trizas el sistema de salud en la Isla.
En Panamá, la intromisión de funcionarios cubanos en los asuntos internos fue tan escandalosa que el nuevo ejecutivo se deshizo de la eventual ayuda de salud castrista.
En Brasil, un colegio médico estadual aplicó una acción similar, y recientemente no certificaron los títulos a jóvenes recibidos en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), por considerarlos profesionalmente ineptos.
Los centros de salud en Cuba son eficientes sólo para la nomenclatura y  para extranjeros. El pueblo solamente puede ver desde lejos sus instalaciones estrellas: el CIMEQ, el Hospital Cira García, la Clínica de los Generales del MINFAR y la Clínica Marín, del Ministerio del Interior (MININT), entre otros a los que no tiene acceso la población.
En la barriada habanera de Santos Suárez, funcionarios del MININT usaron en sus mansiones particulares los materiales destinados a un centro de Fisioterapia para personas de la tercera edad. Era una de aquellas obras sociales de la llamada Batalla de Ideas, empresa creada por el Máximo Líder, pero pronto los vecinos informaron que el edificio se hundía, como iba a hundirse más tarde la propia empresa. Hoy, en vez del Centro de Fisioterapia, se alza en el lugar un edificio de 4 plantas para oficiales del MININT.
Antes de que Balaguer fuera destituido de la cartera de salud, y se consagrara como comisario político, el periódico Granma, órgano oficial del partido comunista, anunció en primera plana una esquela de felicitación, firmada por él, al centro equino de Camagüey, a 600 kilómetros de La Habana. Sin embargo, Mazorra se encuentra en camino a la Terminal Aérea José Martí, a 10 kilómetros del MINSAP, y al parecer nunca fue visitada por él, al menos durante sus últimos tiempos de barbarie.
*Foto reportero independiente. Radica en La Habana Cuba y es colaborador de la Agencia Hablemos Press y otros sitios de temas cubanos.
Fuente: Cubanet.

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